domingo, 29 de enero de 2012

Sin tiempo al tiempo

Y allí estaba yo, sentado, con la mirada perdida, viéndolo todo pero sin mirar nada, todo aquello que por delante de mí pasaba, ya con un parpadeo dejaba de ver por un instante lo que frente a mí estaba, y cuando volvía abrir los ojos aquello había desaparecido, y así sucesivamente, todo pasaba y seguía pasando y yo no podía hacer nada para impedirlo. Cuando miraba expectante a todo lo que pasaba a mi alrededor, cuando ya no estaba, ya lo extrañaba, recordaba como hace un momento lo tenía delante y como se había esfumado sin remedio. No soy el único que sufre este fenómeno, de hecho somos todos quiénes día tras día lo sufrimos y padecemos, y al fin y al cabo todos nos damos cuenta tarde o temprano, la única diferencia de darse cuenta en un momento u otro es que habrá más cosas que recordar. A pesar de mi corta edad, siempre me he fijado con admiración en la caída en la que todo lo que es, se sumerge, me refiero al tiempo, un río que fluye y no se detiene por más que alguien lo desee con todas sus fuerzas, en algunos tramos calmado y en otros salvaje y fuerte capaz de llevarse todo lo que tenga delante. Siempre me he dado cuenta de lo rápido que pasaban los acontecimientos de mi alrededor, siempre he terminado de pensar, y al poco tiempo recordaba como hacía algún tiempo pensaba. Lo he observado, nos encontramos atrapados en él como el resto de las cosas que son, somos arena que no cesa de caer dentro de un reloj que está en continuo cambio y no se para nunca. Tal es el poder del tiempo que suceda lo que suceda jamás va a pararse y seguirá cambiando todo lo que su paso esté, pues nosotros tan sólo somos un fragmento en su trayecto, que tarde o temprano acabará, pero el tiempo seguirá pasando, e infinidad de cosas seguirán cambiando, infinidad de vividas vividas y por vivir, infinidad de acontecimientos ocurridos y por ocurrir... Todo lo que fue y es, siempre seguirá siendo. 


Todo esto un momento pasó por mi cabeza como el vuelo de una paloma, y para cuando me dí cuenta, ya nada era igual, todo había cambiado, había pasado mucho tiempo, y ya no era aquel chico que comenzó a reflexionar sobre nuestro reloj de arena.


No hay comentarios:

Publicar un comentario